La presidente argentina Cristina Kirchner acaba de anunciar que el país va a recuperar el "dominio soberano de sus recursos estratégicos nucleares" ¿Ella había denunciado haberlos perdido? ¿En manos de quién?
El propio gobierno venía indicando que el INVAP era un protagonista internacional importante en materia nuclear ganando licitaciones en países del primer mundo, lo que ahora estaría desmintiendo. ¿Se está preparando el terreno para violar el Tratado de Tlatelolco?
Lo que dice el gobierno es que recomenzará la producción de uranio enriquecido, algo que el Estado argentino ya pudo técnicamente hacer en 1982 y luego descartó por problemas de rentabilidad, no porque alguien se lo haya vedado.
Ya que soberanía significa para un Estado no depender de poder externo alguno, “recuperar dominio soberano sobre sus recursos nucleares” implicaría deshacerse de un poder externo (¿ imperialista?) que limitaba ilegítimamente el ejercicio soberano de la tecnología nuclear. Si es así, romper las cadenas imperialistas es un plan que adquiere características de una épica libertadora. ¿Quién puede oponerse a ello sin recibir una catarata de descalificaciones?
Pero ya conocemos la forma del gobierno de preparar sus manipulaciones. Es justamente el falso carácter épico el que debe encender la alarma. Acto seguido, el gobierno pasará a acumular poder, desarmando los limites y contralores, que luego utilizará para distorsionar el esquema institucional existente y ocultar todo con actitudes engañosas, y difíciles de penetrar para la oposición, lo que deja todo un campo para la manipulación y la comisión de probables, -y probados- actos de corrupción. Aun más difícil es para la población entender los detalles. Tal es su modus operandi.
Pero este caso es singularmente grave, ya que se trata de energía nuclear. Esto implica que debemos poner bajo la lupa todo movimiento que el gobierno realice en esta materia.
Recuerden, por ejemplo los "Fondos del Bicentenario", una estafa inflacionaria revestida con ropajes de prócer que consistía en tener permiso para emitir dinero. O la “democratización del acceso al papel de diarios”, un intento en curso de amordazar a la prensa opositora imponiendo un monopolio estatal sobre el papel. O lo de terminar con el “sesgo plutocrático” de las estadísticas nacionales, como excusa para falsearlas a su antojo "en favor de los pobres".
Esta iniciativa de “recuperar la soberanía nuclear”, que sin controles representa un extraordinario peligro para el equilibrio ambiental y la seguridad global ¿Es el armado de un negocio para empresarios amigos o testaferros del poder?
Nuestros amigos nos advierten lo de Kierkegaard acerca de que no se tome como un payaso a quien sale a alertar de un incendio real mientras la platea festeja como si fuera chiste.
Lamentablemente, ya hemos acertado sobre varios anuncios grandilocuentes del gobierno que luego se concretaron en daños a los derechos humanos, al orden público, o la transparencia del uso de los recursos estatales.
Quisiéramos transitar una etapa arquitectónica. Pero la amenaza de hoy nos excede.
Necesitamos fortalecer el desarrollo tecnológico. Pero también conocemos los mecanismos de acción de este gobierno, que debe aclarar urgentemente sus propósitos, mientras se ponen en marcha perentoriamente planes de control y monitoreo de la oposición y la comunidad internacional, para la salvaguarda del riesgo nuclear. Y esto debe hacerse sin pérdida de tiempo.
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